La Bola del Mundo es una montaña de la Sierra de Guadarrama (Madrid) y mide, exactamente, 2.265 metros de altura. Ésta es la altitud a la que ha ascendido la atleta paraolímpica española Gema Hassen-Bey. Lo ha hecho con la sola ayuda de sus brazos y de su handbike Explorer all-terrain, una bicicleta todoterreno adaptada para su discapacidad. No ha sido algo fácil. Para batir su propio reto, la deportista ha tenido que superar un desnivel de 400 metros y rampas de hasta un 19% de pendiente. Lo consiguió impulsada por su propio lema: todos podemos alcanzar nuestras cimas… sean cuales sean.
Exhausta por el esfuerzo realizado y feliz por la meta alcanzada, la atleta declaró: “estoy satisfecha por culminar esta nueva cima. He tenido que tirar mucho de brazos y no había ningún llano para tomar un respiro. La subida ha sido muy dura”. A continuación Gema nombró la mayor dificultad a la que tuvo que enfrentarse y la mejor recompensa obtenida “no es lo mismo la potenciación muscular de las piernas que la de los brazos, pero, aun así, no me rendí hasta ver la cima. Compartir las vistas de toda la sierra de Madrid con las mujeres que me han acompañado ha sido el mejor regalo”.
Sin embargo, la ascensión a la cima de La Bola del Mundo por parte de Gema Hassen-Bey, lejos de ser una meta (al menos final) es la primera etapa de una sucesión de retos que, en este caso sí, tendrá un desenlace final “mi objetivo es el Kilimanjaro (5.895 m). De momento, Gema si puede reconocerse pionera en algo: es la primera mujer que sube a esta cima de la Sierra de Guadarrama en silla de ruedas.
Medallista paraolímpica, Gema empleó cuatro horas y media, en un día frío y ventoso, en alcanzar la cumbre madrileña. Según la deportista, lo peor de toda la ascensión llegó al final, cuando le esperaban las rampas más empinadas. Una vez arriba, Gema anunció a las, aproximadamente 400 personas que la acompañaron, que su próxima cumbre sería un 3.000 metros ““probablemente El Teide o Sierra Nevada”.
Gema comenzó a dar forma a su reto desde la cama del hospital en el que se recuperaba de una lesión, originada mientras practicaba su otro deporte favorito: la esgrima. Bajo esta disciplina olímpica, la deportista ha participado en cinco Juegos Paralímpicos consecutivos –Atlanta, Barcelona, Sydney, Atenas y Pekín-, consiguiendo en ellos cuatro medallas y doce diplomas olímpicos. Para superar el reto deportivo en el que ahora está inmersa (la subida al Kilimanjaro) Gema necesita que alguien desarrolle una bicicleta acorde con sus características físicas: que sea adaptada para una persona con movilidad reducida y que sea de mujer “ahora llevo una de chico, pero me queda grande y además es de descenso, lo que me hace perder el 50% de la potencia que puedo aplicar”.
Por si fuera poco, la bicicleta que Gema ha empleado en su ascensión a La Bola del Mundo, tampoco cuenta con el freno apropiado, por lo que es Mara, su entrenadora, quien hace las veces de freno. Lo hace poniendo su pie en la rueda trasera cada vez que la deportista se detiene “La Bola del Mundo ya es una cima en la que estoy casi al límite de lo que puedo hacer con esta bicicleta”, explica la atleta. ¿Y qué necesita? Pues una máquina que permita salvar selva, pendiente volcánica y nieve… los tres elementos que esta deportista encontrará en su ascensión al techo de África.
Quien piense que Gema se ha empeñado en subir al Kilimanjaro, porque sí, está muy equivocado “yo me he empeñado en ir a esa montaña, pero para conseguir acercar la naturaleza a personas con movilidad reducida. Sin embargo, lo más bonito lo estoy encontrando por el camino”, concluye.