La cueva de Altamira (Santillana del Mar –Cantabria-) es reconocida, en todo el mundo, como una de las manifestaciones artísticas más extraordinarias del arte paleolítico. Situada en lo alto de una colina, a las afueras de la población, Altamira, es una cueva de dimensiones reducidas… aunque en época del Paleolítico contaba con una amplia zona vestibular donde se desarrollaba la vida cotidiana de los grupos de cazadores recolectores. Un desprendimiento de rocas clausuró este espacio hace 13.000 años… e imposibilitó el acceso a la cueva hasta su descubrimiento -o redesecubrimiento- en el año 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola.
Las delicadas condiciones de conservación de la cueva original -con visitas muy, muy restringidas– llevaron a la construcción de una reproducción, muy detallada y conseguida, a escasa distancia. Es la Neocueva, una copia prácticamente exacta de la cueva de Altamira.
Muy bien acondicionada para ser recorrida por una persona con discapacidad física -la Neocueva y el museo anexo están jalonados de rampas y ascensores (incluso, hay servicio de préstamo de silla de ruedas y un plan de evacuación especial para personas discapacitadas)- durante todo el recorrido se han diseñado espacios adecuados para la circulación de sillas de ruedas, el pavimento es homogéneo y no hay elementos voladizos que impliquen riesgo. Además, las salas de exposiciones del museo están distribuidas en la planta 0. Se accede a todas ellas sin desniveles, a excepción de la sala El primer arte -se accede por medio de una plataforma elevadora– y la Neocueva a la que se llega desde la exposición, por medio de una rampa.
¿Y hay más adaptaciones y facilidades? Sí, hay más. Las maquetas, expositores y vitrinas horizontales de la muestra permiten la aproximación lateral de usuarios de silla de ruedas. Además, hay cuatro aseos adaptados. Ojalá cundiera el ejemplo.
