Además de presidente de CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad). Todos estos cargos y aptitudes reúne Luis Cayo. Con estudios de Derecho, y especialización en filosofía moral y jurídica -además de máster en gestión de empresas por la Escuela Libre de Derecho y Economía- Luis Cayo trabaja en el sector social de la discapacidad desde el año 1994. Así las cosas, y dado su extenso currículum, nos vamos a quedar (hoy) con su faceta de poeta. El Día de la Poesía así lo merece.
Luis Cayo es autor de varios poemarios, además de diversos libros y traducciones. Prolijo en su obra, Luis Cayo reconoce que a él los libros le han gustado desde niño “aunque a esa edad jugaba mucho en la calle y en las huertas, la biblioteca era un sitio que me encantaba. Prefería los que sólo tenían letras a los de dibujos, como los tebeos. Y de leer a escribir solo hay un paso…”. Y así empezó su amor con la literatura.
En el caso concreto de la poesía, Luis Cayo reconoce que se enganchó a este género por ser el género literario más puro “a diferencia de la novela, no hace falta documentarse antes si quieres ser preciso y realista”. Si uno lee alguno de los libros de Luis Cayo, lo que se descubre es a un poeta que habla más de pensamiento que de sentimiento. En sus libros, el autor reflexiona sobre las grandes preguntas de la vida… pero lo hace de un modo abierto, nada hermético.
Al leer la obra de Luis Cayo, o escucharle en alguna de sus entrevistas, el autor repite que, para él, la vida es una cuestión de actitud. En realidad, esto es algo que el presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) ha hecho durante toda su vida. Y es que, desde su discapacidad, Luis Cayo optó por superar los obstáculos, físicos, pero, sobre todo, de actitud.
Luis Cayo, un murciano que presume de su arroz de Calasparra (donde nació) ha encontrado en la poesía el lugar donde desarrollar un lado artístico. En cuanto a referentes, Cayo reconoce que Jorge Luis Borges -que era ciego, para más señas- o Francisco de Quevedo le hacen reír, pensar, estremecerse…