Dirigir desde la silla de ruedas

Nicolás Stupenengo, director de cine REHATRANSEra el año 2006 y Nicolás Stupenengo era asistente de dirección. Entonces, sufrió una grave lesión medular que le dejó postrado en una silla de ruedas. Hoy, Stupenengo está en plena campaña de captación de fondos para dirigir su primera película. Ese es su sueño… y lo está consiguiendo. ¿Conocemos su historia? Vamos allá.

 

Nicolás tiene 43 años, es cineasta y nació en Buenos Aires, pero pasó su infancia y juventud en Comodoro Rivadavia, en Chubut (1.369 kilómetros al sur de Buenos Aires). Desde el apartamento, que comparte con su perra Sofía y un montón de cámaras -digitales y analógicas-, viejas cintas de video Beta, cd´s, dvd´s y libros, vive y disfruta de su vida… una vida que, ni su lesión medular, le impide vivir… al máximo.

Nicolás Stupenengo cuenta que, antes del accidente, él combinaba los trabajos de asistente de dirección con el de dirección cinematográfica. Cuando tuvo el accidente, cuenta divertido, Nicolás dice haber llegado a una conclusión “me dije: ya está, no tengo que ser más asistente de dirección, ahora no me queda otra que ser director, porque desde la silla dirijo y listo”.

Nicolás Stupenengo, director de cine, con su perro, REHATRANSLa relación de Nicolás Stupenengo con la escena comenzó cuando, aún, estaba en el colegio, cuando comenzó a interpretar sus primeros papeles teatrales. Ya de adulto, y después de trabajar como actor y como modelo, Nicolás se mudó a Buenos Aires para seguir estudiando teatro y por su representante se metió en el mundo de la producción televisiva.

Años después, el protagonista de esta historia comenzó a trabajar como asistente de dirección en el Canal 13 de la televisión argentina. Ahí comenzó su carrera profesional detrás de la cámara… hasta que un 28 de diciembre de 2006, con 34 años, al zambullirse al agua desde dos metros de altura en el turístico lugar playero argentino de Puerto Pirámides, Nicolás Stupenengo se rompió el cuello… y comenzaron para él un sinfín de tratamientos para recuperarse, por lo que el cine quedó relegado. Primero, pasó seis meses internado. Luego, hizo rehabilitación durante un año y medio. Ocho meses después, reinició sus proyectos cinematográficos. Fue el primer movimiento que habría de llevar a Nicolás hasta El Paso, la película que Nicolás sueña con dirigir… y que, gracias a muchos pequeños inversores, tiene toda la pinta de que va a acabar dirigiendo. Sobre el contenido del guion, y sin dar demasiados detalles, Nicolás cuenta que “la película son varias historias que se cruzan en una estación de servicio, elegí ese lugar porque me parece que permite contar distintas historias”. Promete.

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