Lo dicen todos los médicos: si queremos mantenernos sanos debemos hacer ejercicio. Cierto es que los usuarios en sillas de ruedas, y dependiendo del tipo de discapacidad que tengan, pueden tener ciertas limitaciones a la hora de practicar determinados ejercicios…pero esto no quiere decir que se tengan que mantener inmóviles.
Para empezar, practicar ejercicios aeróbicos (ese tipo de ejercicios que aceleran el ritmo de tu corazón y hacen que rompamos a sudar) y estiramientos musculares con regularidad son importantes, vitales, para un buen mantenimiento de la salud…y eso vale tanto para personas discapacitadas como no discapacitadas.
Tenemos que tener claro que, hacer ejercicio físico no tiene porqué ser sinónimo de ir al gimnasio (aunque muchos de estos disponen de máquinas adaptadas) o participar en competiciones deportivas -aunque tampoco sea una idea a desechar ¿por qué no)-. Se puede hacer ejercicio de muchas formas y en muchos lugares. En todo caso, una persona adulta, con entre 19 y 64 años de edad, -vaya en silla de ruedas o no-, tiene que hacer (al menos) 150 minutos a la semana de ejercicios aeróbicos y de estiramientos musculares (al menos) dos días por semana.
Sobre el tipo de ejercicio físico a realizar, éste dependerá del nivel de las posibilidades físicas de la persona (en esto, y antes de empezar, lo mejor sería dejarse asesorar por un experto, puesto que es la mejor forma de evitarnos lesiones). La persona no tardará en observar que, al mejorar su estado físico, también mejorará su capacidad para desenvolverse en las actividades de la vida cotidiana.
Sobre la duración del ejercicio, esta dependerá de lo acostumbrado o desacostumbrado que se esté a hacer deporte. Si no se está habituado, lo mejor será empezar por los diez minutos por sesión para, gradualmente, extenderse hasta los 20 minutos. ¿Empezamos?
-300 kilómetros contra la atrofia muscular