Es la Ripchair 3.0, una verdadera silla off-road capaz de acoplar tu silla de ruedas en un chasis equipado con un motor de cuatro tiempos, 19 caballos de potencia, control de joystick, sistema hidráulico, oruga… La tecnología con la que viene equipada la Ripchair 3.0 permite a la persona discapacitada acceder -con su silla- a terrenos que normalmente tiene vedados por su inaccesibilidad natural (barro, piedras, arena y nieve). Su diseño, entre futurista y militar, es un atractivo más del vehículo.
¿Pegas del Ripchair 3?0? En primer lugar, que su gran tamaño lo convierte en inútil para acceder a espacios cerrados (puede resultar muy útil para atravesar ríos o terrenos embarrados, pero, como uno quiera entrar en una tienda, a comprar una botella de agua, se encontrará, probablemente, con dificultades insalvables).
La Ripchair 3.0 es una idea original de un norteamericano llamado Brad Soden, quien diseñó la silla después de que su mujer, a raíz de un accidente de tráfico, quedara paralizada de cintura para abajo. Brad, un bombero que participó en la Guerra del Golfo. no tenía experiencia alguna en mecánica o ingeniería.
La Ripchair 3.0 está construida en un chasis de aluminio y propulsada por un motor eléctrico. Según se explica en la página de la empresa, está pensada para que los usuarios con movilidad reducida atraviesen terrenos desiguales, ya sea en la montaña o, incluso, en la orilla de la playa. La más barata cuesta 19.500 dólares y están construidas para durar entre 15 y 20 años.
Sobre el momento y las circunstancias en las que a este inventor se le ocurrió el desarrollo de la silla, él siempre explica que estaba con su mujer, Liz Soden, y sus cinco hijos en un parque natural de Arizona cuando se cruzaron con un enorme ciervo y un grupo de hembras. Intentaron seguirles a pie para que los niños lo vieran, pero la silla de ruedas de su mujer se atascaba en el terreno. Se prometió, a sí mismo, que tenía que encontrar algo que resolviera la situación.
Hasta llegar a la Ripchair 3.0, Brad Soden, recorrió un amplio camino. Empezó con pequeños motores de gasolina para luego probar con propulsores eléctricos. Fue de fracaso en fracaso, hasta que adquirió un chasis de orugas y desarrolló un sistema de fusibles para evitar quemar los motores. Sin embargo, el motor no duraba mucho. Finalmente, Brad comenzó a trabajar con la compañía de robótica NPC. Así es como la Ripchair 3.0 acabó por convertirse en una realidad. Los beneficios de venta de la silla cubren los gastos de fabricación y, lo que sobra de dinero, va a parar a la fundación Liz Soden, cuyo objetivo es darle movilidad a los niños, veteranos, policías y bomberos heridos. Más información sobre la Ripchair 3.0 en http://www.tankchair.com
Con esas dimensiones sería difícil de transportar en un vehículo, pero que siempre hay soluciones para todo, como las gruas que puedes encontrar en Rehatrans