Construido en el mismo lugar en el que se levantaba una vieja fábrica de harina, de la que se ha conservado su fachada del siglo XIX. Aquí espera tu visita el Museo de la Ciencia de Valladolid. Este es el lugar al que, en sus más de 11.000 metros cuadrados, el visitante puede acceder a una exposición permanente, un planetario digital, una sala de exposiciones temporales y una sala especialmente diseñada para los niños.
Las sorpresas, sobre todo para los más pequeños, comienzan nada más entrar en el museo. Allí, en el hall, el robot Tito, recorre el vestíbulo ofreciendo a los visitantes un recorrido guiado por las que son algunas de las principales atracciones del lugar (Péndulo de Foucault, Molécula de ADN, la Casa del Mapa, Cienciómetro…). Este original paseo dura unos 15 minutos, se repite cada hora y está especialmente indicado para hacerlo con niños.
Otras singulares experiencias que esperan en el interior del Museo de la Ciencia de Valladolid son: conocer cómo se elabora el vino; ver nacer pollitos en incubadoras; harán pesca simulada; elevar agua a más de un metro de altura con un tornillo de Arquímedes; hacer un inmenso zoom por nuestra galaxia; o realizar un vuelo virtual por Castilla y León.
Con respecto a la adaptación y accesibilidad del espacio, hay que decir que el visitante discapacitado no va a encontrar ningún problema… ni para acceder a la muestra ni para recorrer todos los rincones de la misma. Esto es posible gracias a la instalación de facilidades como suelos homogéneos y antideslizantes; itinerarios accesibles y sin niveles; cuatro aseos adaptados para usuarios en silla de ruedas; puestos reservados en la sala de audiovisuales… Hay algunas cosillas que mejorar -como, por ejemplo, rebajar la altura del mostrador de información- pero, por lo general, el Museo de la Ciencia de Valladolid está muy bien adaptado. Si eres discapacitado, puedes visitarlo sin problemas.
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