Así es. Este profesor, ingeniero y biofísico británico ha recibido el Premio Princesa de Asturias de este año, en el área de Investigación Científica, por el desarrollo de unas prótesis de piernas basadas en el movimiento humano. Candidato ya en el año 2011, Hugh Herr ha obtenido el premio compitiendo con nombres como el de la bioquímica Margarita Salas. Según Eduardo Rocón, científico investigador del Centro de Automática y Robótica (CAR) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) la principal ventaja del desarrollo de Herr es que “el sistema mecánico de sus dispositivos logra una marcha más natural y no suponen un aumento de esfuerzo físico”.
El propio Hugh Herr es usuario de las prótesis por él diseñadas. Esto es debido a que, cuando tenía tan sólo 17 años de edad, y mientras practicaba la escalada, tuvo la mala suerte de ser sorprendido por una ventisca y temporal de nieve que le mantuvo tres noches perdido, a temperaturas de 30 grados bajo cero. Tras el rescate, y producto de la congelación sufrida en sus dos piernas, tuvieron que amputarle ambos miembros por debajo de las rodillas. Por esta razón, y como homenaje a un voluntario que murió durante las tareas de rescate, Hugh Herr decidió volcarse en el diseño de piezas protésicas para volver a escalar y para ayudar a otras personas que, al igual que él, carecen de extremidades.
Las prótesis robóticas, que, en un principio le pusieron, no le parecieron lo suficientemente buenas, por lo que decidió mejorarlas. Fue entonces cuando inició sus estudios de Ingeniería Mecánica en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Por aquel entonces, Herr ya se había licenciado en Física en la Universidad de Millersville (Pennsylvania; EE UU), y después se doctoró en Biomecánica en la Universidad de Harvard.
Con respecto al desarrollo de las prótesis, por las que ahora ha sido premiado, Herr primero, construyó piezas de madera y metal. Así es como, tras diferentes prototipos, el desarrollo evolucionó hasta las actuales prótesis, hechas de silicona, titanio, aluminio y carbono. Además, las piernas biónicas de Herr disponen de sus propias baterías y están programadas con información descargada de un ordenador.
Otra de las ventajas de las prótesis de Herr es que, éstas, están equipadas con microprocesadores que reciben información continua de la posición de la articulación y de las fuerzas que se aplican sobre la misma. Estos datos son transmitidos a receptores que permiten a las prótesis moverse y adaptarse a diversas circunstancias exteriores, como rampas, terreno de cemento, tierra…
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