La alcaldesa de Castellón de la Plana, Amparo Marco, ha tenido una experiencia vital que le ha obligado a cambiar su perspectiva sobre la discapacidad. Y es que, mientras montaba a caballo, tuvo una caída que le ha hecho añicos el tobillo. ¿Consecuencia? Tendrá que pasar varios meses en una silla de ruedas, afrontando las consecuencias de vivir en una ciudad a las que las asociaciones de discapacitados, suelen suspender (año tras año) en adaptabilidad: Castellón de la Plana.
En todo caso, a la primera edil castellonense, además de desearle una rápida recuperación, hay que agradecerle la lectura que ha hecho de su situación “veo mi accidente como una oportunidad, para ponerle más empeño a la gestión municipal y ver las dificultades del día a día en una silla de ruedas. Estoy viviendo, en primera persona, lo mal adaptada que está la ciudad para las personas con discapacidad”.
Consciente de su situación, la alcaldesa, en sus intervenciones públicas, está poniendo de manifiesto algo en lo que, hasta ahora, no había caído (como les ocurre, por otra parte, a muchas personas no discapacitadas… mientras no lo son): lo difícil que es, para un discapacitado, ir sorteando las dificultades normales de cada día: moverse por su casa, salir por el portal del edificio, transitar por la calle, ir a comprar a un comercio, tomar un café, comer en un restaurante o moverse con facilidad por su propia vivienda… “te das cuenta de lo difícil que puede ser entrar en una tienda o incluso salir de tu casa”, se ha sincerado Marco.
Lo cierto es que Amparo Marco tendrá que llevar las riendas municipales durante varios meses escayolada, muchos de ellos en silla de ruedas, de ahí que insista en que va a “aprovechar al máximo” esta situación para intentar mejorar la capital de la Plana y conseguir que sea una ciudad plenamente adaptada.
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