Cualquier persona con discapacidad -y sus familias- saben de lo complicado que es encontrar un asistente personal, un cuidador para la persona discapacitada. ¿Nos dejas que te demos algunos consejos al respecto? Lo primero que se tiene que tener en cuenta es que la persona elegida, aparte de ser un profesional, tiene que tener una buena empatía personal con la persona a la que va a atender. Y es que discapacitado y asistente van a pasar un montón de horas juntos.
Sobre todo, en el caso de los grandes discapacitados, es probable que el cuidador tenga que atender a temas médicos. Por ejemplo, puede que tenga que prestar atención para que el discapacitado no se pierda ninguna cita médica; hablar con médicos o enfermeras; administrar medicamentos; o ser el responsable de (por ejemplo) tomar la temperatura, la presión arterial o el nivel de glucosa en sangre.
En el aspecto personal, el asistente debería ser alguien comunicativo (no sólo con el asistido, sino, también y, por ejemplo, con el personal médico que pudiera tener que atender a esta persona). Además, tiene que transmitir confianza, ser alguien del que se sepa que siempre va a estar ahí.
¿Otras cualidades?
-Estar razonablemente en forma, para que su físico responda
-Estar dispuesto a aprender nuevas habilidades
–Flexible y adaptable a los cambios
-Con facilidad para trabajar en equipo y, a la vez, independiente
-Con don de gentes
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