Concretamente, en el laboratorio de Biomecánica de la Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres, un centro único en España. Para entender como la tecnología que se desarrolla aquí, y más concretamente en el campo de la discapacidad, podemos poner como ejemplo la Fórmula 1. La mayor parte de los instrumentos, y materiales, que, cada día, utilizamos en nuestro utilitario fueron antes probados en un monoplaza de Fórmula 1. Y estamos hablando de todo tipo de componentes, desde los frenos de disco a los cinturones de seguridad.
Este mismo espíritu pionero es el que anima el funcionamiento cotidiano del laboratorio de Biomecánica del Movimiento Humano y de Ergonomía de la Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres. El edificio parece un simple edificio funcional y moderno… pero, tras sus falsos techos y suelos, se esconden kilómetros de fibra óptica. Lo que si percibe el visitante es que, colgadas de sus paredes, hay instaladas decenas de cámaras. Y lo mismo puede decirse de las decenas de ordenadores que analizan los datos tomados por algunos de los dispositivos electrónicos más modernos de Europa, muchos de ellos únicos en España.
Toda esta tecnología funciona al servicio del deporte paralímpico, una actividad que necesita una teoría de entrenamiento propia, sobre todo porque la Organización Mundial de la Salud afirma que el deporte debe ser parte de la rehabilitación del discapacitado. No es sólo entrenar, es mejorar la salud y la vida del discapacitado. Por todo esto es necesario que científicos especializados analicen la condición física y técnica de los deportistas. Y esto es lo que hacen en Depatech.
¿Y qué es Depatech? Pues es un espacio, dentro del laboratorio de Biomecánica del Movimiento Humano y de Ergonomía de la Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres, equipado con los medios tecnológicos más modernos puestos al servicio del deporte paralímpico. Aquí se puede conseguir un modelo tridimensional de una persona con un detalle milimétrico. Esto es posible gracias al uso de tecnologías como un tapiz rodante en el que se puede subir una silla de ruedas mientras se monitorizan en tiempo real cientos de datos cinemáticos o fisiológicos… u otro espectacular tapiz rodante con una pantalla gigante de realidad virtual que se utiliza para prevenir el riesgo de caídas.
Además de un sistema isocinético que permite diseñar rehabilitaciones personalizadas o un sistema para valorar la pisada de los deportistas y el posterior diseño de plantillas correctoras. ¿Y qué se consigue con todo esto? Pues, por poner un ejemplo, con un modelo tridimensional de un jugador de baloncesto en silla de ruedas se puede diseñar el cojín que mejor se adapte a sus características… lo que, evidentemente, evita lesiones.
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