Los niños con discapacidad, a la hora de estimular sus actividades motoras necesitan que sus padres hagan un trabajo conjunto con los profesionales. Lo mejor es empezar con estos ejercicios desde que son muy pequeños. Estos ejercicios de coordinación permitirán que los brazos y piernas del pequeño comiencen a ejercitarse. Dichos ejercicios podrían basarse en:
– Construcciones con Lego
– Lanzamiento y captura de pelotas de diferentes pesos y dimensiones
– Uso de videojuegos, aunque tratando de evitar que estos se conviertan en un hábito
Plastelina y psicomotricidad fina
Aparte de estas, existen otras actividades donde la motricidad fina (Viso- manual) es puesta en práctica mediante el rasgado de papel y manualidades. Para realizar estos ejercicios, es necesario recortar figuras, para luego pegarlas en otra clase de material. Dentro de este grupo, pintar es una muy interesante forma de desarrollar habilidades. Además, sería importante animar al niño a realizar figuras con sus manos: vivencias o fantasías infantiles serán plasmadas con ayuda de la plastilina.
Andadores y bastones
En otro sentido, pero siempre con el objetivo de desarrollar las habilidades motoras del pequeño, sería interesante encontrar elementos (como un andador o bastones) ayuden al niño a ponerse de pie. Quizás no fuera mala idea incentivar esta práctica con pequeños premios. Dos consejos:
– Anima al niño a realizar pasos largos y cortos utilizando el bastón o el andador. Sería muy beneficioso que el niño tomara estos objetos naturalmente, sintiéndolos parte de su tratamiento.
– Sería importante alentar al niño, indicándole (por ejemplo) que debe caminar con pasos cortos a semejanza de como lo hace un ratón. Recuerda que, a la corta edad del niño, este tipo de ejercicios deben hacerse con apariencia de juego.
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