Ubicado a la sombra del imponente monte Moncayo, en el interior del Real Monasterio de Santa María de Veruela (Vera del Moncayo; Zaragoza) se encuentra el muy interesante Museo del Vino de la Denominación de Origen Campo de Borja.
Ubicado en un monasterio del siglo XII
Antes de comenzar con la descripción y visita al museo, conviene saber que la abadía fue construida en el siglo XII y abandonada en el año 1835, como consecuencia de la Desamortización de Mendizabal. Hoy el edificio acoge una hospedería en la cual, durante la segunda mitad del siglo XX, se hospedaron ilustres personajes como los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo y Valeriano –el pintor–.
Entorno a la hospedería, la D.O Campo de Borja cuenta en la actualidad con algo más de 7.400 hectáreas de viñedos que proporcionan la materia prima para la elaboración de los vinos de la comarca. Aunque la tradición vinatera local viene de lejos, no fue hasta el año 1980 cuando se creó la Denominación de origen Campo de Borja. Por esta razón, no podría haber otro lugar más emblemático, que este viejo monasterio, para instalar un museo y centro de interpretación de la vid y el vino.
Tradición y modernidad
El Museo del Vino abrió sus puertas en el año 1994, es un espacio innovador donde se aúna tradición y modernidad. Mostrando manifestaciones históricas y artísticas de la vitivinicultura de la comarca, este museo es un recorrido por los valores culturales de la vid y el vino.
La visita comienza en la sala de las bodegas, donde se ofrece una amplia y detallada información de las 17 entidades amparadas por esta Denominación de Origen, sus inicios, evolución, así como las distintas marcas que tienen en el mercado. Además, audiovisuales como el denominado La Vid es Vida (así como la presentación de las Tierras del Moncayo, territorio de leyenda), conjugan ciencia y técnica con una clara perspectiva etnográfica. A todo esto habría que sumar que, el Museo del Vino de la Denominación de Origen Campo de Borja, también dispone una sala de catas y aula didáctica, donde descubrir los secretos del vino. También hay un Taller de los Sentidos, donde cada visitante puede poner a prueba su sensibilidad.
Totalmente accesible
¿La accesibilidad del edificio? Es total. Por ejemplo, las salas de exposiciones, ubicadas en diferentes plantas, son accesibles por ascensor. Además, no hay desniveles; los suelos son homogéneos y antideslizantes; las maquetas, expositores y vitrinas horizontales permiten la aproximación lateral de usuarios de silla de ruedas (lo mismo que las pantallas interactivas); hay aseo adaptado… ¿Quién se apunta?
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