Muchos hoteles, responsables de hoteles, siguen pensando que adaptar sus establecimientos es un engorro…
Inversión, no gasto
simplemente derivado de la obligación de tener que cumplir con una normativa sobre accesibilidad. Ven los costes relacionados con un gasto y no como una inversión puesto que, en su opinión y visión, no ven ninguna ventaja económica de adaptar su establecimiento.
Muchos no viajan porque no tienen donde
Sin embargo, este planteamiento resulta totalmente equivocado… si se tiene en cuenta que, en el mundo, hay millones de discapacitados que quieren viajar y no pueden. Esto lo demuestra, por ejemplo, una reciente encuesta del Ministerio Alemán de Economía. Según los datos recogidos, el 37% de las personas encuestadas decían no haber viajado por la falta de instalaciones accesibles. Además, un 48% de estas mismas personas respondieron que viajarían con una mayor frecuencia si hubiera instalaciones adecuadas para ellos.
Está claro. La transición hacia un turismo más accesible requiere recursos. Pero hay un beneficio: no sólo en una sociedad más justa e inclusiva, sino también en el plano de vista económico para las empresas y destinos turísticos en general y hoteles en particular
¿Por qué si hay tanto mercado no hay más oferta?
La respuesta es que el cliente con discapacidad es heterogéneo. Cada discapacidad es diferente y cada persona discapacitada tiene sus propios requerimientos de accesibilidad. Por eso, es muy arriesgado etiquetar un lugar como accesible; el viajero con movilidad reducida no hará sino levantar las cejas mostrando escepticismo cada vez que se encuentre con un hotel que se autodenomine accesible.
Accesibilidad no es siempre accesibilidad
Por ejemplo. Una habitación, con la calificación de adaptada y accesible, puede tener las toallas del baño a metro y medio sobre el nivel del suelo, lo que implica que, desde una silla de ruedas, no se pueden alcanzar. O puede que en esa misma habitación, la cama esté demasiado alta. En este caso, si la persona con discapacidad viaja sola -cada vez se dan más casos- evidentemente tendrá un problema. ¿La solución para estos casos? Que el propietario del hotel se asesore de un experto antes de acometer la instalación de la habitación y, además, adaptarla para un amplio espectro de discapacitados (eso, en muchos casos, no implica más gastos, sino, simplemente hacer las cosas de un modo inteligente y teniendo en cuenta las verdaderas necesidades de la persona con discapacidad).