Compositor, director de orquesta y pianista, Ezio Bosso fue el gran triunfador del Festival de San Remo, cuya final se celebró el último 13 de febrero en la localidad italiana famosa por su festival de música. Afectado por un proceso de esclerosis lateral amiotrófica (la tristemente famosa ELA), quien hoy es músico, fue un niño prodigio que ya tocaba el piano a los cuatro años de edad… y que, con 16 ya daba conciertos por toda Europa. Bosso hoy ya es famoso en el mundo entero, después de haber dado conciertos de piano en los teatros más importantes y haber dirigido -por todos los rincones del Planeta- a las más célebres orquestas. Aunque, desde el año 2011, mira al mundo desde su silla de ruedas, eso no le ha robado nada de su capacidad creativa, espíritu y coraje
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Y en estas, llegó el último Festival de San Remo. Desde el escenario del célebre evento, con una serenidad contagiosa, con alegría y sin perder la sonrisa en ningún momento, Ezio Bosso se mostró con toda su fragilidad corporal, con gran dignidad, ante más de once millones de telespectadores (con una audiencia en la RAI superior al 50 por 100). Ezio Bosso emocionó al interpretar al piano una composición de su último disco Following a bird (Siguiendo a un Pájaro). El virtuoso aprovechó la ocasión para lanzar una reflexión sobre el título del disco. Dijo, Me hace reflexionar sobre la importancia de perderse para aprender a seguir, perder los prejuicios, los temores, perder el dolor… La Música nos enseña la cosa más importante que existe: escuchar; la música somos nosotros.
https://www.youtube.com/watch?v=ouFOm6jahA8
La actuación de Bosso en el festival terminó con todo el público asistente puesto en pie. Visto lo visto sobre el escenario de San Remo, no parece casualidad que el artista considere (así lo ha reconocido en numerosas entrevistas) que la música es, para él, la única terapia posible frente a su enfermedad. De hecho, Bosso se vio afectada por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa progresiva y la enfermedad que afecta principalmente a las células motoras del sistema nervioso. El músico, de un espíritu inquebrantable y una capacidad creativa sin límites, aparece en el escenario en una silla de ruedas. Ya no puede caminar con autonomía, pero puede mover sus brazos, manos y dedos… y, sobretodo, puede hacernos soñar al ritmo de las teclas de su amado piano.
