En noviembre del año 2004, Marcos Movilla sufrió un accidente de tráfico que le cambió la vida. Primero dos meses en coma; luego, otros dos meses en la planta de un hospital y, finalmente, bastante tiempo en una silla de ruedas. Todo volvió a cambiar de nuevo el día que Marcos entró en una silla de ruedas y decidió que quería hacer kárate. Y así comenzó todo.
Marcos puso mucha voluntad e ilusión. Sin embargo, los comienzos no fueron sencillos… ni mucho menos. Según recuerda el propio Marcos “al principio, fue muy duro. No podía coordinar la respiración con la carrera. Hacía 10 metros y me ahogaba. Tenía que parar”. Ahora, cuando todo aquello ha quedado superado, echar la vista atrás es recordar todo un derroche de esfuerzo… sobre todo, para mejorar la coordinación de los movimientos. Sigilo, velocidad, precisión y, sobre todo, mucho respeto por el oponente. Todos esos ingredientes son los que Marcos pone sobre el tatami cada vez que se enfrenta a otro karateca. Con una admirable calma y sutileza, este deportista ha moldeado su cuerpo. Ahora está preparado para, en competición, asestar, en un electrizante movimiento, ese golpe ganador que le lleve a la victoria. Hoy, Marcos es campeón gallego de kárate adaptado.
Que Marcos ama el deporte lo demuestra el hecho de que, aparte de kárate, el deportista 
también practica otras disciplinas, como son la bici y el aquagym. Su vida conciencia y sirve de ejemplo. Sus palabras dan la confianza de demoler muros y su entereza sorprende. Este es Marcos Movilla.
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